lunes, 16 de enero de 2012

6 El destartalado enclenque


Me sangra la nariz a diario, no es una anécdota muy bonita, despertarse a la madrugada ahogado, correr al baño en cámara lenta por no despertar a tu familia que duerme, verte ahí frente al espejo, con los ojos llorosos tristes. Sentir la acuosidad de la sangre seca en tus manos, lavarte la cara, cerrar los ojos esperar el mareo, volverlos a abrir respirar profundamente y volver a la cama.
Despertarse aturdido a la mañana, sin nada que hacer cuando estas en vacaciones ni adonde ir, o correr con las carpetas los finales, los tps, cuando estas en clases y mesas.
Los solitarios y espantosos findes de semanas, cuando están todos en casa y te miran con asco, te responden ariscamente o ni siquiera te dirigen la palabra.
De golpe una caricia, miro…se me llenan los ojos de lagrimas la abrazo y me dice, se te sienten las costillas apenas al rozarte, estas tan flaquita. Deviene un reproche. No comes nada, otros ojos miran, tenes la heladera llena los estantes y estas así, flaca, arruinada, das asco pareces un perro de la calle, y ese pelo q tenes una mecha blanca a quien se le ocurre? Con el hermoso pelo renegrido que tenias, bueno que tenias y porque tan largo córtatelo un poco, no te vistas de negro, hace calor, péinate. Nose como nos saliste tan mal.
Y ahí estoy como el perro flaco de la camada, ese que suele morirse apenas nace, o sobrevive a medias por unos meses, años quizás si consigue dueños, y se vuelve una mascota alegre mansa agradecida o es rebelde, reflejo del odio que guarda en su interior de sus heridas abiertas a flor de piel enraizadas latentes, un corazón dulce tierno inconsciente oscurecido por el desamor.

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